DOS DE AGOSTO
Sigo rumiando mi viaje a Zuera mientras escucho la melancólica voz de Antonio Vega.
Me marché de Sabiñánigo con la pena de haber postergado el encuentro con Petisme y volví de Zufaria con lástima por perderme la actuación de "mi primo" Alberto Pérez. En medio, Roberto Segovia, me llamó para invitarme a un concierto con amigos en Thelonius. No pudo ser...
Será en cualquier otro momento. Hasta entonces tomaré una vez más los rotundos poemarios de Ángel, sus discos, las grabaciones inéditas de Roberto... y escucharé sus melodías una y otra vez hasta hacerlas tan mías como este Andar que ahora suena en el cedé: Llevo treinta y tres años escuchando a Cecilia. Hoy hace veintinueve que la carretera nos la arrebató para siempre. ¿Quién lo diría? Sus personalísimas canciones, más vivas que nunca, nos llenan de fuerza:
Aunque el camino sea estrecho,
el polvo se pegue al cuerpo,
aunque los vientos me arrastren,
sigo mi senda sin lastre.
Andar como un vagabundo,
sin rumbo fijo sin meta,
a vueltas de veleta,
al soplo del viento, al azar,
el caso es andar,
el caso es andar.
No me pertenece el paisaje,
voy sin equipaje por la noche larga,
quiero ser peregrino
por los caminos de España.
No me propongo destinos,
no quito puestos a nadie,
porque mi puesto es el aire
como el olor del buen vino.
Sabiendo que nunca es tarde,
mi pie siempre en el estribo
y cada paso que piso,
un paso menos que dar,
el caso es andar,
el caso es andar.
No dejo rastro ni huella,
por no ser ni soy recuerdo,
yo paso haciendo silencio
sin ser esclavo del tiempo.
Por límite el horizonte
y por frontera la mar,
por no tener ni tengo norte
y no sé lo que es llegar,
el caso es andar,
el caso es andar...
Me marché de Sabiñánigo con la pena de haber postergado el encuentro con Petisme y volví de Zufaria con lástima por perderme la actuación de "mi primo" Alberto Pérez. En medio, Roberto Segovia, me llamó para invitarme a un concierto con amigos en Thelonius. No pudo ser...
Será en cualquier otro momento. Hasta entonces tomaré una vez más los rotundos poemarios de Ángel, sus discos, las grabaciones inéditas de Roberto... y escucharé sus melodías una y otra vez hasta hacerlas tan mías como este Andar que ahora suena en el cedé: Llevo treinta y tres años escuchando a Cecilia. Hoy hace veintinueve que la carretera nos la arrebató para siempre. ¿Quién lo diría? Sus personalísimas canciones, más vivas que nunca, nos llenan de fuerza:
Aunque el camino sea estrecho,
el polvo se pegue al cuerpo,
aunque los vientos me arrastren,
sigo mi senda sin lastre.
Andar como un vagabundo,
sin rumbo fijo sin meta,
a vueltas de veleta,
al soplo del viento, al azar,
el caso es andar,
el caso es andar.
No me pertenece el paisaje,
voy sin equipaje por la noche larga,
quiero ser peregrino
por los caminos de España.
No me propongo destinos,
no quito puestos a nadie,
porque mi puesto es el aire
como el olor del buen vino.
Sabiendo que nunca es tarde,
mi pie siempre en el estribo
y cada paso que piso,
un paso menos que dar,
el caso es andar,
el caso es andar.
No dejo rastro ni huella,
por no ser ni soy recuerdo,
yo paso haciendo silencio
sin ser esclavo del tiempo.
Por límite el horizonte
y por frontera la mar,
por no tener ni tengo norte
y no sé lo que es llegar,
el caso es andar,
el caso es andar...
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Sandra -