Caminos...
Volvemos de tierra baja con catarro y un cargamento de delicias zufarienses para la despensa.
La boira, que decía mi bisabuela Jorja, estaba preta, más preta que nunca: dorondón frío empañándolo todo, desdibujándolo todo. Nochebuena en familia con mi madre, mis hermanos y una sobrinada que crece dando alegría a la fiesta, recordando en silencio a los ausentes, entre canciones, costillas de ternasco o langostinos...
Volvemos a la montaña para acabar el año, para comenzarlo con bufanda y esperar la víspera de Reyes, viendo Retorno a Brideshead (el último regalo de Papá Noël) tras los cristales.
El día cinco, volveremos como siempre, para ver a sus majestades cruzar el Paseo de Independencia en Cabalgata. Ojalá, como en años anteriores, estos seres mágicos, vuelvan a acordarse de mí y pongan en mi trayecto algún amigo perdido, para volver a hacer juntos el camino.
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