Perdóname...
Perdóname, me fui sin avisarte y sé que durante este tiempo volviste a visitarme: Lo delatan todavía las huellas de tus ojos húmedos, en la superficie limpia de esta página.
Debí suponer que volverías y sin embargo ni siquiera te dejé una frase, unas palabras sinceras que sonasen a tópico. Sólo una frase ¿o quizá algo más?
He estado fuera de servicio día y noche y todavía lo estoy, ordenando números y palabras. ¡A veces hay que hacerlo, aunque en un despiste olvides un viejo sueño sobre la mesa del comedor o la cocina, o sobre el brazo acolchado de tu sillón dormido, para recuperarlo, quizá de madrugada, en la sala de espera de un hospital siempre lejano! ¡No importa! ¡A veces, sólo a veces, es necesario volver la vista hacia el origen, olvidarse de todo y escuchar mientras caminas el crujir de tu paso firme sobre la tierra o sobre los adoquines de las calles desiertas!
Cruzar la noche interminable con la certeza falsa de que avanzas.
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