Malena Air Spain
Acertó aquel ciudadano que le preguntó a Rodríguez ZP el precio del café. Acertó porque de haber interrogado a Malena, Álvarez le hubiese dicho con exactitud su importe en todas y cada una de las distintas categorías de establecimientos hosteleros, lo que hubiese truncado inevitablemente las aspiraciones del preguntador, que tan sólo trataba de demostrar la evidente distancia entre la vida diaria de nuestros políticos y la de los españolitos de a pie. ¿Imaginan a Rodríguez, escrutando el bolsillo para encontrar la moneda? ¿A qué no? Seguro que no. Seguro que D. José Luis paga como Gallardón con tarjetita cash. Sin embargo a Malena, la ministra de Momento (que milagrosamente prorrogó) no nos cuesta imaginarla apoyada en la barra, contando céntimos y llamando al camarero por su nombre, pidiéndole a voz en grito -como si estuviese en el Congreso- un azucarillo con el que endulzar el mal trago de un macho conservador al que retó en la calle. Malena se la ha pateado bien (la calle) hasta que llegó la hora de ocupar su sillón y ahora se siente a gusto, muy a gusto, al levantarse de él emite incotrolables exabruptos y frases ininteligibles que a los diputados de la oposición provocan rechazo y abucheos. A menudo encaja las críticas y los pateos de sus señorías de forma impasible y es que Álvarez, que seguro sabe el precio del café aunque quizá ignore el de las patatas, lleva ya muchas muchas horas de vuelo, casi tantas como un avión de Spanair, por ello quizá sea la hora de hacerle un exhaustivo reconocimiento.
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Jaime -
Antonio -
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