Refugio
Hace calor también en Sabiñánigo. Las tormentas de los últimos días apenas se han dejado notar en la ansiada bajada de las temperaturas. Llevo toda la tarde encerrado, con las persianas bajas, escribiendo y leyendo entre las cuatro paredes, forradas de libros y discos, de mi estudio.
En este cuarto abuhardillado, que la falta de espacio ha convertido en un puzzle perfecto, he construido mi refugio. Aquí adentro duermen los versos del niño que fuí, o del niño que ha muerto, como dijo Calders. Entre estos módulos de aglomerado color pino, he atrapado mi vida entre papeles y fotografías: en mis libros preferidos, los libros de mis amigos, los que me quedan por leer y releer. Los textos incorregibles junto a los no corregidos y los definitivos. Montones de revistas y periódicos donde me desangré de emoción (Andalán, Siete de Aragón, La Espedición, Trébede). Las cartas sin contestar, la última bellísima tarjeta de Óscar Esquivias...
Sobre la mesa la trigésimo sexta entrega de Cuadernos del Matemático sigue esperando junto a las últimas antologías de poesía en las que he colaborado. Los nuevos libros de Agustín Porras y Ana María Drack; El Viaje a la felicidad de Punset, que me regaló mi hermana Maribel. Los discos de Loquillo, de Sopeña y Miguel Labordeta... Montañas de documentación para artículos, que probablemente, no escribiré. Suplementos culturales que nunca acabo de leer y el número 54 de Qriterio aragonés.
3 comentarios
Jab -
Muchas gracias. Procuraré hacerme con ella.
Antonio -
jab -
Puedes decirme dónde encontrar el nuevo número de Cuadernos del Matemático? Ezequías me dijo que iba a enviarme un ejemplar, pero me gustaría tener otro más y no sé dónde comprarlo.
Un abrazo.