Córdoba...
El ardiente corazón de mi muñeca late a cien por minuto, mientras, sigo buscando mi pilot verde esperanza. Escribiría con él un nuevo sueño, quizá un viaje a Córdoba para visitar la Sociedad de Plateros, El Caballo Rojo, y otros "monumentos" donde tomar manzanilla con el Tito Antonio y ponernos ciegos desde la hora del desayuno, junto a Lola, con una rueda gigante de jeringos; para embriagarme con el aroma a azahar de esa cautivadora ciudad y vermouthear flamenquines y japutas; para charlar con Francisco Arroyo de nuevos proyectos; para volverme loco buscando el primer poemario de Juan Antonio González Iglesias y ver la muestra colectiva de pintura en la que participará Santiago Arranz; para visitar la Mezquita y asistir a algún recital como el que dieron hace sólo unos días Ángel Petisme, Pablo Guerrero y Javier Ruibal; para que todo el mundo me pregunte por Labordeta.
El corazón ardiente de mi muñeca se agita por momentos y sigo con ese sueño instalado en mi cabeza desde que, hace un par de horas, el sonido inconfundible de un coche de caballos ha interferido mi conversación con Antonio Cuenca y Seve Ramos, que andan perdidos por el paraíso andaluz.
Córdoba lejana y mora... de día, de noche, a todas horas. ¡Me enamoré de ti cual un Califa! ¡Me enamoré de ti como Julio Anguita!
El corazón ardiente de mi muñeca se agita por momentos y sigo con ese sueño instalado en mi cabeza desde que, hace un par de horas, el sonido inconfundible de un coche de caballos ha interferido mi conversación con Antonio Cuenca y Seve Ramos, que andan perdidos por el paraíso andaluz.
Córdoba lejana y mora... de día, de noche, a todas horas. ¡Me enamoré de ti cual un Califa! ¡Me enamoré de ti como Julio Anguita!
3 comentarios
Antonio -
Escribo un texto sobre Córdoba, pongo la foto y apareces tú, como por arte de magia.
Hasta Sabiñánigo llega tu abrazo, que seguro disputaré con Pablo y Ana... y por simpatía el pequeño Juan, al que aún no conoces.
Prometo enviarte fotos de mis fieras. De momento, te envío "casi todo mi afecto", porque hay que guardar "un poco" para las emergencias.
¡Cuídate mucho y besos para "todas" tus mujeres!
Antonio Cobacho -
María -