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Antonio Pérez Morte

NUESTRA GUARIDA

NUESTRA GUARIDA

Aquella vieja pensión, nuestra guarida.
Claroscuro refugio de agridulces ágapes.
Campamento derrumbado donde aún arden
encendidos recuerdos
entre basura y ruinas del combate.

La misma cama inmensa con cabecero de espigas,
las mismas sábanas salmón,
la antigua mazacota mesilla,
donde almacenamos secretos y anfetaminas.

La eterna, inolvidable habitación
donde estallaron los niños
y los labios temblaron;
donde danzaron exhaustos borrachos y dementes,
emanando fiebre hasta el espasmo.

Un territorio acotado para sembrar la fatiga,
para copular abrazados a la puta de la vida,
clamando un orgasmo.

Buscándose a ciegas como adolescentes excitados,
desbordándose espuma, navegando a la deriva;
remando entre las olas de humo del cuarto,
gozando mareados
...alcanzando la orilla.

¡Jim Morrison allí, desnudo, de rodillas,
reza una vez más por su crucificada picha!

(Del poemario "Cuerpos de luna", 1978-2008)

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