Palabras manchadas de sangre (A la memoria de Salvador Iborra)
Con una hoja de metal
te sorprende la madrugada,
a tí, que sólo querías defender
las razones de la propiedad,
y buscabas, con la rabia del indefenso,
la bicicleta robada a un buen amigo,
pero, no siempre, las palabras sirven
para ganar batallas
y un encuentro de cuchilladas
dio fin a la discusión y abrió
un camino oscuro hacia la muerte.
Sobre el empedrado de la calle angosta
la sangre escribía los versos de los adioses.
Nunca imaginaste que el fin del mundo sería así
ni que la muerte vendría, de madrugada,
a cerrarte los ojos y a dejar,
en medio de las carrerillas y las urgencias,
el más largo de los silencios.
José Luís García Herrera
Traducción: Antonio Pérez Morte
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