Desde la ventana de mi estudio
Madrugo para leer a Juan Gelman con las primeras luces del día. Desde la ventana de mi estudio de Zuera, donde duerme media vida, contemplo los objetos del niño, del adolescente, del joven que fui y disfruto de nuevo de un paisaje reconocido: La iglesia de San Pedro, la Estación, la torre de Montoya, San Gabriel, San Mateo...
Han pasado trenes durante toda la noche, pero ninguno se ha llevado esta calor sofocante que todavía dura. Cuando Ana y los chicos despierten desayunaremos y saldremos para Zaragoza: Hay que comprarle la guitarra y las camisetas heavys a Pablo y una linterna naranja (otra más) para Juan...
Ya se ha despertado toda la familia: ¡Ya han acabado de retozar los chicos en el dormitorio comunitario! ¡Ya han sucumbido, también, las últimas provisiones de tortas de Zufaria!
Partimos hacia la ciudad del agua después de despedir a mi madre. Converso telefónicamente con el infatigable Ángel Petisme, que no tiene suficiente con la desorbitante temperatura de Madrid y ha decidido marcharse a buscar algun grado más a Senegal. Quedamos en vernos a la vuelta. Hay muchas cosas por hacer y por contar: Un concierto en Jaca, una exposición de Santiago Arranz... aunque eso queda para dentro de unos días, porque ahora ya estamos llegando... ¡Ya vemos el Pilar! La plaga de los expobuses... ¡Ya!
2 comentarios
Antonio -
laMima -
Espero que os fuera bien y estéis de nuevo en casa sanos y salvos, jeje.