De cosas grandes y pequeñas.
Fin de semana intenso, para remodelar el blog (actualizar el directorio) e intentar descansar. Fin de semana, en familia, para ver las aventuras y desventuras de Fernando Alonso, al lado de Pablo, frente al televisor.
Fin de semana para intercambiar poemas con Jorge Barco, rescatar textos y firmar manifiestos contra la intransigencia y el absurdo, por la libertad de expresión...
Fin de semana para ver los dibujitos de Clifford al lado de Juan y escuchar lo último de la Ronda de Boltaña, para escucharlo y volverlo a reescuchar. País de anochecida, su disco anterior dejó el listón muy alto, difícil de superar: Sin embargo, entre la veintena de piezas recogidas en ¡Salud, país!, no falta un buen puñado de composiciones, de ritmos muy variados y excelente poesía...
Fin de semana, para madrugar y salir a buscar los cargamentos de repostería y de prensa: ¡No sé qué pesaba más!
Fin de semana para releer a Cristina Peri Rossi, y para lamentar no estar en La Lonja de Zaragoza, acompañando a Cano en la inauguración de su maravillosa exposición restrospectiva.
Fin de semana para llamar a los amigos, para visitar sus blogs y secuestrar sus escritos hasta el mío.
Fin de semana para volver, como cada domingo a leer a Antón Castro, Sergio del Molino y Félix Romeo, y acabar la relectura de Cada cual que aprenda su juego, una vieja, hermosa, dura, desgarradora novela de José Antonio Labordeta, que leí a los catorce años (en el setenta y cuatro) y que Anagrama volvió a reeditar el pasado mes de Febrero, bajo el título de En el remolino: Una historia, que como las de muchos de sus poemas y canciones, nos siguen sobrecogiendo, después de tanto tiempo.
3 comentarios
Jaime -
Antonio -
¡Un beso!
Magda -
http://perirossicristina.blogspot.com/
Un abrazo.