Golpes a medianoche
A medianoche un ruido seco, proveniente de la habitación contigua, me ha despertado. Me he levantado de la cama asustado y he comprobado cómo sobre el suelo del estudio yacía un ejemplar de Golpes de mar de Antón Castro. Casi a oscuras he vuelto a colocarlo en su lugar, entre los libros de Carlos Castán y de Gabriel Celaya. Luego he vuelto al dormitorio para acostarme de nuevo y soñar con Galicia. Por la mañana, muy pronto, apenas comenzaba a amanecer, he abierto los ojos asombrado, todavía el aire olía a sal y tenía los pies mojados.
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Amparo -
Antonio -
Luisa -
Muas.
Antonio -
Ana -