Madrigal a la dama (Rosendo Tello Aína)
A la memoria de Javier Lentini
Perseguirla fue el mal
y el infierno del sueño.
Lo demás vino solo
como una pesadilla
cuyo inviolable arcano
jamás alcanzaremos.
Sopla un viento contrario
a la luz y a la vida
y el mar cambia de velas.
Silencio. Apura el vaso
de hiel que se te ofrece.
Haz de la sombra espejo
y luz de las tinieblas.
Que la dama sonría
cuando tú te hayas ido
para jamás volver.
Rosendo Tello Aína
(De Confesiones en Vísperas de Domingo, Zaragoza 1996)
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