Pilas
He cruzado Serrablo de punta a punta, para volver de nuevo al trabajo. Hacía frío, o quizá era yo quien lo tenía: No he conseguido desprenderme de las últimas décimas de fiebre, de ese catarrazo abotargante que me ha recluido en casa durante el fin de semana.
Con la cabeza embotada fui incapaz de escribir nada coherente, por ello, aparqué poemas, textos, artículos y reseñas y me dediqué a tareas familiares y domésticas: arreglarle el ordenador a Pablo, recoger y ordenar los juguetes de Juan, colorear sus dibujitos...
No tenía demasiadas ganas de leer, pero aún así, los efectos de la fiebre me hicieron buscar en los suplementos dominicales de los periódicos, alguna información con atractivo, pero no, no, ni por alucinación...
Al final de la jornada, con más intención que energía, entré en el Blog, para obsequiaros con un hermoso y extenso poema de mi buena amiga Ana María Drack. Luego fui a la Bandeja de Entrada del Correo, antes de que setenta ocho nuevos mensajes me hiciesen abandonar el ordenador a toda prisa... Necesito pilas.
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