Demiurgia Verbal (E.M. Ciorán)
Si me preguntasen cuál es el ser al que más envidio, respondería sin vacilar: aquél que, descansando entre las palabras, vive en ellas ingenuamente, por consentimiento reflejo, sin cuestionarlas ni asimilarlas a signos, como si se correspondiesen a la realidad misma o fuesen lo absoluto, disperso en lo cotidiano. No tendría, como contrapartida, ningún motivo para envidiar a quien las penetra con clarividencia, discerniendo su fondo, su nada. Para él, ya no hay relaciones espontáneas con lo real; aislado de sus útiles, acorralado a una autonomía peligrosa, alcanza un sí mismo que le espanta. Las palabras le huyen: como no puede alcanzarlas, las persigue con un odio nostálgico y nunca las profiere sin una risotada o un suspiro. Si bien no comulga ya con ellas, no puede, sin embargo, pasarse sin ellas y es precisamente en el momento en el que está más alejado, cuando más se aferra ellas. (...)
E.M. Ciorán de La tentación de existir (Gallimard, París, 1972)
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Freddy Rojas -