EL CIELO (Un texto de Manuel Vilas)
Al final de un pasillo muy largo, verás a Dios, que te recibirá con calma, te abrazará y te mostrará el lento significado de la vida de cualquier hombre, pues todos los hombres son uno solo. Ante tus ojos, Dios te mostrará la vida antes de la historia y la vida después de la historia, con un álgebra de carne y espíritu. Te enamorarás. El instante de tu enamoramiento se abrirá en cien instantes, y estos en mil, y estos en cien mil... Verás la nieve y el sueño que la creo, la ocurrencia de la nieve, la divina e irónica ocurrencia con que están hechos los hechos de los hechos y la última gota del infinito, el humilde infinito, sencillo, pobre, necesitado. Todo resurgirá ante tus ojos, y los enigmas que te atormentaron quedarán resueltos como juego de niños. Y aún cuando se cumpliera todo esto y otros cientos de deseos innombrables, no serías feliz por más tiempo que el de unas semanas o unos meses, o unos años, el tiempo que dura un nuevo juego caprichoso, pero nada más. Lo cierto es que nunca podrías ser feliz aun cuando Dios te mostrase lo que nadie ha soñado. Por tanto, no sufras si nunca Dios te enseña las grandes maravillas ocultas de la historia, el hombre y la vida, por decirlo así. Por muy grande que fuese lo mostrado, tu felicidad sería pasajera. Duerme en tu lecho, calla, duerme, bebe y calla, como las bestias. Como las bestias, ajenas a la resurrección de la carne, al mal y al amor, a la ley y a la gracia, ajenas y sin embargo inocentes.
También la memoria es negra, como las putas africanas que se acuestan contigo por mil duros, y obedecen con agria mansedumbre, y todo esto viene de la mano de Dios. Ponte cerca de la ventana, para que te vea mi vecino, le he dicho, ponte bien desnuda y enséñale el chichi para que vean lo puta que eres y su mujerona llame a la policía y me denuncie por escándalo público. Baila un poco más tras las cortinas. Hace un calor insoportable. El humilde infinito, pobre, necesitado, mendigo del amor, de cualquier amor, de los amores baratos.
Salgo a la calle, me siento en un velador y pido un martini y unas olivas. Mi cuerpo suda: es la gloria del verano, la festividad de los necesitados, la alegría de los que van a vivir. Alegría, gloria, resurrección, hermosura, inocencia, dicha, felicidad, exaltación, gozo, majestad, esplendor, cielo. Ve a vivir pensando en el cielo, búscalo, es legítimo que un hombre empeñe la vida en ser feliz. Lo demás no importa. Ve y sé feliz. Sé muy feliz.
(MANUEL VILAS / El Cielo, DVD poesía, Barcelona, Abril de 2000)
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Jorge -