Para Emilio Gastón
La utopía cambió de nombre,
te desterró de las paredes
y partiste lento -la nostalgia entre la barba-
abandonándote al ensueño.
Atrás dejabas la amnistía y libertad amarillentas,
los parques públicos, el amor de tu pintada,
la manta de las luchas en un verso de esperanza
y tu clandestinidad-beso de menta.
Jamás le creció el pecho a nuestra estrella,
el relámpago niño no pudo huir de la tormenta,
y seguimos para siempre en esta guerra
de tardes que caen haciendo daño,
desbordando pensamientos a riadas.
En esta vida, ya ves, no pasa nada,
muchedumbres y paisajes, ignorando,
permanecen conformes en espera,
ensayando una blasfemia que se callan.
Antonio PÉREZ MORTE (Del poemario inédito A la Sombra de Ciorán)
te desterró de las paredes
y partiste lento -la nostalgia entre la barba-
abandonándote al ensueño.
Atrás dejabas la amnistía y libertad amarillentas,
los parques públicos, el amor de tu pintada,
la manta de las luchas en un verso de esperanza
y tu clandestinidad-beso de menta.
Jamás le creció el pecho a nuestra estrella,
el relámpago niño no pudo huir de la tormenta,
y seguimos para siempre en esta guerra
de tardes que caen haciendo daño,
desbordando pensamientos a riadas.
En esta vida, ya ves, no pasa nada,
muchedumbres y paisajes, ignorando,
permanecen conformes en espera,
ensayando una blasfemia que se callan.
Antonio PÉREZ MORTE (Del poemario inédito A la Sombra de Ciorán)
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