24 de Abril de 2005
Hoy ha vuelto a amanecer un día caluroso. Hemos salido tarde, después de buscar por toda la casa la jarrita de leche de nuestro hijo pequeño, que estaba desaparecida desde anoche. A veces, sospecho que vivimos con un duende, además de Juan claro está: Osea, con dos. ¡Cuando por fín ha aparecido, quería ir de nuevo a buscar a la titiritera Pilar!
Hemos salido a la calle tarde, al final de la mañana, para coger la prensa (Hoy hemos elegido "El Heraldo de Aragón" y "El mundo") y el pan, y felicitar a la madre de Ana, que cumplía años. Les hemos dejado el Heraldo y la revista y hemos vuelto enseguida porque el agua que hasta ese momento era sólo una amenaza, ha comenzado a ser algo real.
Una vez en casa, hemos tomado vermouth y comida suave. Antes de dar la cabezada de rigor, he leído el emotivo Cuento de domingo de Antón Castro sin llorar (gracias al Motiván), y he jugado un rato con los críos. A continuación he cargado este mini-apunte en el blog.
Todavía quiero dar un paseo con Juan y Pablo (acaba de salir el sol), y hacer limpieza de los diarios atrasados. Me quedan, además, textos y cartas por enviar; y artículos, columnas y reseñas pendientes de leer, para toda la semana. ¡Y eso que mañana vuelve a la carga Marianico Gistaín! ¡La "gistaíneta", como la llama mi amiguico Petisme, es un gran aliciente para comenzar una semana más!
2 comentarios
Carola -
Samuel -