Ponerse las pilas
Como dice mi amigo Domingo Esteban "tengo que ponerme las pilas", el tiempo pasa cada vez más deprisa, y apenas llego a contestar el correo, los e-maíls de los amigos, que recupero así: a través de pequeñas ventanas blancas, por las que nos asomamos al paisaje desconocido de un nuevo poema, al rostro limpio de nuestros hijos, a la promesa sin fecha, de un reencuentro que el tráfago nos niega. Tengo que hacer lo imposible, porque me falta energía. La recuperaré quizá, este puente del Pilar, en Tarragona, con la lectura de esa fábula de Carlos María Domínguez titulada "La casa de papel", que Antón Castro me recomendó hace unos días, y que Mónica Salvador acaba de conseguirme en su pequeña gran librería de Sabiñánigo.
He tenido que recurrir de nuevo a las lecturas breves. En momentos de agobio, con las novelas largas me pierdo... Quizá por ello, en mi vida siempre apresurada, se despertó la pasión por los ensayos, relatos, artículos y poemarios:lecturas que puedes dejar y retomar a menudo, sin perder el hilo.
Tengo que ponerme las pilas: Sobre mi mesa crece una montaña de notas, de libros y discos que esperan sus reseñas; estudios aparcados... y la biografía apasionante de Odón de Buen, que debo acometer nuevamente con documentación actualizada. La mirada profunda de Santiago Arranz se encargará de ilustrarla.
3 comentarios
Carlos -
María -
anteriores trabajos sobre Odón de Buen. Este seguro que también lo es.
Jesús -
como casi todos, pero está claro que sabes aprovecharlo.
Me gusta tu página.