A Mauricio Aznar In memoriam.
Aquel hombre vestido de vaquero
llegó siempre de lejos,
con los bolsillos de sus jeans
llenos de canciones:
¡Sobre su vieja bicicleta
tarareaba a la vida!
Un día, al regresar,
aparcó junto a ella su camino.
Sólo quería descansar
y curar su rozadura de tristeza,
cuando en el cuarto de no estar
quedó dormido.
Desde entonces soñamos su regreso
a esta sala de espera en que vivimos.
Cantamos al amor, parimos versos,
izamos nuestra voz contra el olvido,
con toda la pasión
que nos legó Mauricio.
(Sabiñánigo, 2 de Octubre de 2000)
llegó siempre de lejos,
con los bolsillos de sus jeans
llenos de canciones:
¡Sobre su vieja bicicleta
tarareaba a la vida!
Un día, al regresar,
aparcó junto a ella su camino.
Sólo quería descansar
y curar su rozadura de tristeza,
cuando en el cuarto de no estar
quedó dormido.
Desde entonces soñamos su regreso
a esta sala de espera en que vivimos.
Cantamos al amor, parimos versos,
izamos nuestra voz contra el olvido,
con toda la pasión
que nos legó Mauricio.
(Sabiñánigo, 2 de Octubre de 2000)
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