Ramalazo (Antonio Pérez Morte)
Es posible que metiese la pata, que me diese un ramalazo de aquellos que me acojonaban a mí mismo y me saliera de madre.
Es posible que fuese el miedo, mi instinto protector incluso en la distancia. Sí, debió de ser eso, que temía que amanecieses cualquier día en cualquier lugar, lejos de casa, cosido a machetazos, sin que nadie te echase en falta.
Te agobié. Me convertí, sin saberlo, en el padre que no tuviste, en la pareja que te incapacitaba, en el perro viejo escarmentado, que tanto tiempo después olisquea tus pasos todavía, perdidos para siempre en la distacia.
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