No he querido tocar una coma de las líneas que el ilicitano Eduardo Boix ha colgado hoy en su muro de Facebook. Quiero que el texto llegue al lector tal y como fue escrito, aunque, a buen seguro, ni siquiera así éste consiga sospechar que Boix pueda ser miembro de la Agrupación Local del PSOE de Elx y que contase el día del golpe la tierna edad de diez meses.
"Hace treinta años nos intentaron llevar a la oscuridad de nuevo. Los españoles mostraron valentía. Sí, fueron muy valientes. Se quedaron en casa esperando a ver que pasaba. No pasó nada. Fue el inicio de muchas cosas y el fin de otras. Y como siempre en parte lo tomamos a chufla. Todavía recuerdo los porrones con pinta de Tejero que el vino salía de un pitorro con forma de falo, con dos cojonazos abajo. Impresionante. Eso es lo que nos quedó. Un golpista que eyacula vino. Sobrecogedor".
Recuerdo perfectamente la tarde del 23 de Febrero de 1981. Aquél día hacía quince que había sido licenciado del servicio militar y me encontraba con unos amigos en una cafetería de Zuera. Faltaban sólo unos días para la apertura de aquella tienda de discos (sobre todo cantautores) que José Luis Lasala describió como "un escapárate donde se exhibía toda la iconografía de los años de lucha".
Una amiga nos telefoneó para contarnos lo que había ocurrido y a continuación procuramos ponernos en contacto con todas aquellas personas y amigos que pensamos que podían correr cualquier tipo de peligro, entre ellos Maruja Cazcarra de la Sede del PCE de Zaragoza. A medida que la tarde fue avanzando, todo parecía más oscuro y las calles fueron quedándose vacías, tan sólo gentes de la derecha más reaccionaria y cuatro despistados permanecían en ellas. Los militantes y gentes progresistas buscaron un lugar seguro donde pasar la noche, otros se echaron al monte y otros (tan cobardes como todos los anteriores) nos quedamos en casa barajando cualquier tipo de posibilidad de respuesta, con el miedo en el cuerpo y la oreja pegada al transistor.
Después de algunos días, cuando ya estaba claro que el golpe había fracasado, algunos miembros de extrema derecha (con un sentido del humor vergonzante) se permitieron el lujo de gastar bromas como esta: ¡Tú también estabas en la lista de víctimas, aunque quizá por ti, hubiese sido capaz de mover un dedo! (Quizá el del gatillo. Quizá el índice).
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