Volveré
Volveré a desmontar el puzzle para encajar las piezas que últimamente fueron encontrando sitio dentro de nosotros, pero que sin embargo no hallaron, todavía, el espacio físico para reposar indefinidamente a nuestro lado: Daré asilo político al beduíno Labordeta y a nuestro cariño siempre recíproco; al inolvidable Manuel Pinillos (Vinillos, como diría, con cariño algún malicioso amigo) y su (por fin) poesía completa; al gran Carlos Castán y sus Papeles dispersos, recopilados ahora en forma de libro; a Joan Margarit Misteriosamente feliz gracias a Chus Visor; al polifacético Eduardo Lastres que llegó a mi, de la mano de Francisco Martínez Pastor y Ana María Drack, para descubrirme la belleza honda de sus haikus en una hermosísima edición de Pastorius; a Antonio Gómez Rufo, siempre cercano y atento, que me envió una de sus obras porque sí.
Un hueco grandote donde quepa el fantástico Bestiario Ilustrado de Aragón del infatigable Chema Lera y otro en la penumbra para dar cobijo a la voz honda y sosegada de Manuel Rivas o escuchar la luz de la poesía de Eloy Sánchez Rosillo. Huecos dispersos donde quepan la sabiduría musical de Ángel Vergara y la poesía vivísima de Óscar Aguado, Marta Navarro, Andrés Ramón Pérez Blanco, Ángel Petisme, David González, Jorge Barco... Un lugar para la poesía visual de Susana Vacas y para las nuevas entregas de Rolde, En portada o Cuadernos del Matemático, una publicación que acaba cumplir sus primeros veinte años de andadura y que mantiene encendida todavía la llama de la pasión por la buena literatura.
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