En pañales.
Había que cerrar un año y abrir otro. Había que perderse por los altos de mi pueblo. Había que darse los besos, los regalos, había que ir al cementerio. Había que comprar en los bazares y ocupar las húmedas camas del invierno, había que jugar con marionetas y volver a contar el mismo cuento. Había que estrechar a los amigos perdidos y ensanchados por el tiempo y mojarse a cuerpo por la lluvia y secarse a cuerpo por el cierzo. Había que arriesgarse en Zaragoza, con las cartas urgentes del deseo y ver a los Magos de Oriente, cruzar Independencia rumbo al Ebro. Había que hacer lo que se hizo. Enterrado queda un año muerto... En pañales, todavía, anda el nuevo.
0 comentarios