Sólo por eso...
Sólo por ver a Ana, dormida, relajada, después de tanta noche de fatiga y ahogo. Sólo por velar las pesadillas de mi niño-cantautor sobre una cama repleta de mascotas de peluche. Sólo para adivinar los sueños guardados a cal y canto de Pablo, tras la puerta cerrada del desordenado cuarto de su madura adolescencia. Sólo para releer la herencia intelectual de Odón de Buen junto a una replica de Mariano Benlliure. Sólo para vagar sigilosamente por la casa, meditando en calma, intentando controlar una tos que sólo es eso. Sólo para desayunar un vaso de leche de almendras bien caliente, queriendo ver amanecer un día gris que se resiste a arrancar y que comienzas, como tantas veces, con la voz esperanzada de un hombre entrañable, infinitamente bueno al que recuerdas cada vez que pronuncias el nombre de tu hijo primogénito: Ese (Pablo) Guerrero barbudo, que viene contigo desde siempre y que te da la paz y el sosiego cuando la sientes lejos, muy lejos. Sólo por eso merecía la pena estar despierto. Sólo para esperar y decirte ¡Buenos días! cuando la amistad, la curiosidad, o la dirección de un viento interior te traiga navegando hasta esta isla donde cada día te espero. Sólo por eso...
4 comentarios
Magda -
laMima -
Como te dicen por ahí, merece la pena llegar aquí solo para leerlo.
Abrazos lluviosos desde Zeta.
Amparo -
El barzal -
Un abrazo matinal