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Antonio Pérez Morte

Apología de los melancólicos (J. A. González Iglesias)

Apología de los melancólicos (J.  A.  González Iglesias)

Quienes excluyen a los melancólicos
del lugar de la fiesta, se equivocan.
El melancólico contribuye al equilibrio de la creación.
Su detención prepara la plenitud de otros
igual que la alternancia entre aliento y aliento
desemboca en esperma.
Su electricidad estática es superior a la energía visible.
Él es el que establece la belleza,
el que con su atención restituye a las cosas
sus relaciones simples y las convierte en mundo.
En el centro imperfecto de toda multitud
el melancólico lleva hasta sus últimas consecuencias
su condición de único.
No toma posición donde se cruzan
los haces de las luces, sino en las escaleras
a la altura inminente de la ceniza. Mientras
los otros se desplazan, primordiales
átomos que no saben hacer sino moverse,
él organiza el espacio con el despliegue de su amor.

Juan Antonio González Iglesias 

(De Un ángulo me basta ,  Visor, Madrid 2002) 

3 comentarios

Javier -

Siempe he admirado como el meláncólico puede sacar belleza aun del entorno más triste.
Amparo tiene toda la razón, el melancólico siempre está ausente, soñando en su mundo etéreo.

Antonio -

Amparo: Sé que la poesía de González Iglesias te va a gustar. ¡Consigue alguno de sus libros! Merece la pena que lo conozcas algo más. ¡Besos!

Amparo -

Me gusta como retrata al melancólico J.A.Gonzalez Iglesias .El melancólico es una persona ausente nunca está donde se encuentra, siempre flotando en lugares vividos o soñados. Un abrazo para mi querido amigo.