TENGO UNA TRISTEZA DE VEINTICUATRO AÑOS (J.A. Rey del Corral)
Tengo una tristeza de veinticuatro años y ocho meses,
que en días solares medios no quiero calcularla,
pero me dura doce meses cada año
y semanalmente deviene con mi alma.
Tengo una tristeza que a velocidad de luz
trata de alcanzar su noche,
es opaca al mediodía
y fija una constelación de lágrimas sin nombre
que con el tiempo, tal vez, descubrirá la Astronomía.
Si sucediera, llamarla Melancolía
y darle la densidad y la distancia que gustéis.
Es para que lo sepáis una tristeza intransitiva
conjugada en todo tiempo,
procedente de pretéritos y orientada a los futuros.
Hoy por hoy en presente la llevo
y su diámetro es mi alma
y mi corazón su centro, de donde parten
los radios que la llevan.
Y tiene un factor constante para el que los griegos
no hallaron letra y un peso cualitativo
que en cantidades tiende a cero o infinito.
Es una tristeza indivisible,
susceptible de potenciarse al cubo
teniendo en cuenta que el volumen en que vive es de hombre.
Y teniendo en cuenta su peso específico,
su cualidad de mercurio incesante,
el punto en el que hierve
y la profundidad a que se encuentra, es implacable.
Es una tristeza que vive en esta cárcel
de 24 años, ocho meses y un día
y hay que darle tiempo para que muera,
para que planetariamente ronde el sol de su recuerdo,
para que tenga meteoritos y juegue con Saturno
a alimentarse de sus hijos.
Y hay que darle tiempo para que sepa su sustancia
y la estudien los niños en la escuela
y los doctores le hagan tesis,
y los laboratorios la analicen para hacer tristezas más pequeñas.
Tengo una tristeza existencial que tiene su raíz
en haber nacido para muerto.
Me temo que es una tristeza contagiosa y sin remedio.
José Antonio Rey del Corral (Poemas de la Incomunicación, Colección Poemas, Zaragoza 1964)
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Emilio -