¡PINCELADAS DE AFECTO!

El escritorio de mi ordenador tiene un fondo maravilloso: el mural que hace casi dos años realizaron un grupo de jóvenes a la entrada de Zuera, para rendir homenaje a Odón de Buen, insigne oceanógrafo. A mi izquierda descansa una réplica, en miniatura, del busto esculpido por Mariano Benlliure a su entrañable amigo; un obsequio que el Ayuntamiento de Zuera me otorgó, por mi participación en varias de las publicaciones llevadas a cabo con este motivo. Frente a mí, una viñeta y una hermosa acuarela de José Luis Cano Rodríguez, similar a otra del libro "Odón de Buen, el republicano de los mares" (Xordica Editorial); a ambos lados de este, otra acuarela pequeña y sugerente de su padre, José Luis Cano Peñarroya; y también una reproducción abstracta de Pablo Cano Lahoz; bajo ella, una fotografía de la obra escultórica de Miguel Ángel Arrudi, que se encuentra situada en el Paseo Fluvial de Zufaria.

En el pasillo un dibujo, hecho a medida, por Santiago Arranz, y las siete láminas (siete vasos) con las que José Luis Lasala ilustró uno de mis poemarios.

En estos días, en que uno intenta mantener el equilibrio emocional y estar sereno, fijo mis ojos cansados en el fondo de los cuadros de mis amigos, o en los mensajes, que se abren paso a través de las pequeñas ventanas de mi XP y descubro lo evidente: ¡Pinceladas de afecto!