Perder la vista...
Apenas tiene seis años esta fotografía. El niño que aparece en ella habrá crecido, con un poco de suerte, no sin dificultades, y si la arena, el viento y el sol del desierto no han dañado sus ojos será consciente del camino tan duro que todavía le queda por delante: Sabrá, con la inteligencia y lucidez que la vida otorga, casi siempre, a los más desfavorecidos, que la sonrisa de la mujer de la izquierda sólo fue un espejismo. Nada más que un espejismo.
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Javier López Clemente -
Salu2