Un plesiosauro dormía... (Luis Buñuel)
Un plesiosauro dormía entre mis ojos
mientras la música ardía en una lámpara
y el paisaje sentía una pasión de Tristán e Iseo.
Tu cuerpo se ajustaba al mío
como una mano se ajusta a lo que quiere ocultar;
despellejada
me mostrabas tus músculos de madera
y los ramilletes de lujuria,
que podían hacerse con tus venas.
Se oía un galope de bisonte en celo
entre nuestros pelos que temblaban como las hojas
un jardín;
todos los diálogos de amor se parecen,
todos tienen acordes delirantes,
pero el pecho aplastaddo
por una música de recuerdos seculares;
luego viene la oración y el viento,
el viento que teje sonidos en punta
de una dulzura de sangre,
de aullidos hechos carne;
¿qué árboles, qué deseos de mares rotos
convertidos en níquel
o en un canto ecuménico de lo que pudo ser tragedia,
nacerán, los pájaros de nuestras bocas juntas,
mientras la muerte nos entra por los pies?
Tendida como un puente de besos de piedra dio la una.
Las dos volaron con las manos cruzadas sobre el pecho.
Las tres se oían más lejanas que la muerte.
Las cuatro ya temblaban de alba.
Las cinco trazaban con compás el círculo transmisor del día.
A las seis se oyeron las cabrillas de los alpes
conducidas por los monjes al altar.
Luis Buñuel
5 comentarios
Antonio -
Tan interesante como sus películas...
¡Besos, Magda!
Magda -
Magda -
Por cierto, ayer en la televisión estaban pasando la vida de Silvia Pinal, una artista mexicana. Ella se casó con el señor Alatriste, en los años en que Buñuel estaba en estos lares, y contaron que este señor, Alatriste, fue mecenas de Buñuel, que llegó a México con graves problemas económicos y quien, además, no quería venir porque, decía, era el tercer mundo. Y mira lo que es la vida, después hasta mexicano se nacionalizó.
Antonio -
¿Te ha gustado el poema Magda?
¡Lo publicó en "Albaida" hace más de treinta años!
¡Besos y abrazos!
Magda -
Un abrazo, Antonio