Dudas (Carlos Tena)
Hilario se ha matado. Y yo aún no he podido reaccionar ante tan brutal noticia. Mi amigo Hilario Camacho, al que conocí desde que publicara su primer EP con Elisa Serna, Manuel Toharia, Luis Leal e Ignacio Fernández Toca, agrupados bajo el lema "La canción del pueblo", fue un extraordinario intérprete, siempre sonriente, melancólico y huídizo, introvertido y muy sensible. Tanto, que no ha podido soportar el hipócrita y casposo entorno con el que tuvo que convivir. A mi amigo Hilario le ha matado el asco que le provocaba esa sociedad. A mi amigo Hilario le ha matado la desilusión, el descompromiso artístico que asola al mundo de la música, la banalidad de los medios de comunicación, la falta absoluta de espacio para sus grandes canciones, el ambiente de imbecilidad permanente que se ha enseñoreado de España, con la connivencia de los intelectuales a sueldo del PSOE, de PRISA y de los franquistas que aún gobiernan en ayuntamientos, comunidades y diputaciones. Entre todos ellos le han matado. No lloren como hipócritas lo que pudieron evitar. ¿Te has enterado de eso, Teddy Bautista? ¿Y tú, Gonzalo García Pelayo, adorador de fascistas como Bush?
Hilario es otro artista que muere para poder vivir en paz ¿Quién será el próximo?
PD.- El periodista Santiago Alcanda, afirmando que Hilario eligio el día en que murió Elvis, para terminar su paso por la vida, ha pronunciado la estupidez más solemne de su vida. ¡Enhorabuena, chaval!
Desde La Habana un fuerte abrazo a la familia de Hilario, al que no olvidaré nunca.
Carlos Tena
4 comentarios
Pablo Ruiz -
Fernando Sarria -
inde -
No es que Tena sea defendible al cien por cien, sobre todo cuando se le ve de jurado de bazofias televisivas. Pero sí parece un tipo independiente y sin pelos en la lengua. Y de los intelectuales, a sueldo de quien sea o sin sueldo pero con miedo a las represalias, sí me parece que habría mucho que hablar: no comprometerse es lo fácil, bastante más fácil que denunciar esa falta de compromiso. Que es lo que hace Tena.
Anónimo -
Hilario se habrá muerto, lo más seguro, porque tuvo una mala hora y no se soportaba a sí mismo. Ahora sí que no tiene nada. Ni los cuatro luceros. Para escribir esta carta, no era necesario irse a La Habana.
Lo de Alcanda, puede ser una tontería, o un exceso de vista. Pero a lo mejor no. Y en cualquier, el azar también cuenta y hace de las suyas.