LA MAÑANA SIGUIENTE (Gabriel Sopeña)
Te debes un espacio que ahora buscas,
me debo el torpe anhelo de mi entraña.
Si naciera de nuevo buscaría
en la agenda de teléfonos del tiempo
tu nombre y dirección. Y llamaría;
y propondría una cita en el Egeo
(digamos desde Pérgamo hasta Patmos)
para hacer más dilatada la batalla.
Quisiera un rumor de címbalo y de cítara,
crótalo de tacto, brasa
para la hermosa estrategia
que ha hecho perdurar el mundo;
y quisiera luna densa,
calida y suave: una cuna
donde gemir libremente y hallar la misericordia.
Y quisiera largas treguas de cabello,
una carba con jadeos
dándole ánimos al fuego
de su soplar suave y corto;
y quisiera un derramarse de canciones,
y un almacen de idiomas y de venas.
Y un paciente descansar de cabotaje
que inflamara de bravura ese latido
olvidado por la edad, que no perdona;
y quisiera una piedad con nombre de alba,
y quisiera el testamento de las fuerzas,
y quisiera un despertar, porque es preciso:
un abrazo de pámpano y de cepa,
un latigazo de aromas,
caravasar de café y de alcaravea...
Aquí es donde comienza el verso,
la frontera de lo real, de su liturgia.
Debo labrar las horas
en que quiero imaginarte
con la mañana siguiente.
Gabriel Sopeña (De BUEN TIEMPO PARA EL DESHIELO, Zaragoza, Lola Editorial, 2003)
1 comentario
Anabel -
Sólo para mí.