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Antonio Pérez Morte

GABRIEL SOPEÑA: ENTRE CANCIONES Y POEMAS

GABRIEL SOPEÑA:   ENTRE CANCIONES Y POEMAS

Gabriel Sopeña era casi un adolescente, cuando en el lejano verano de 1979 dio el primer paso de su larga y fructífera trayectoria musical.  Un concurso de Radio Zaragoza sirvió de debut al artista, que por entonces alternaba sus primeras composiciones con versiones de Dylan, Young, Donovan y Guthrie. Desde aquel momento ya nunca dejaría de componer, de parir canciones, cientos de canciones que nacerían sin parar, incansablemente, durante décadas.

Sopeña fue el principal compositor del repertorio de Más Birras, un legendario grupo del mejor pop aragonés, a quien acompañó en sus grabaciones como instrumentista y prestando su voz.  La totalidad de su discografía, cinco trabajos publicados entre los años 1987 y 1992 (reeditados en doble CD en en 2002, por Stop Producciones) fueron producidos por Gabriel: Más Birras, Al este del Moncayo, Otra ronda, La última traición y Tierra quemada.      Cass, Perla Criollao Hay una cruz en el saso, son una pequeña muestra del puñado de grandes canciones que vieron la luz fruto de esta colaboración, que duraría hasta que el inolvidable Mauricio Aznar, líder del grupo, se decidiese a abandonarlo para cantar folclore argentino.

La labor de Sopeña durante esos años (1987-1992) fue muy intensa. Compaginó su tarea de compositor para otros artistas con el trabajo en sus grupos, Ferrobós y El Frente, en ambos le acompañó el guitarrista Jesús Trasobares.

En Ferrobós demostró su inmensa pasión por el rock  y la admiración que siempre ha sentido por músicos como Springsteen.  La banda, formada por Sopeña, Trasobares, Eduardo Jimeno y Sergio García, grabó Círculo de fuego (Interferencias, 1988), un disco que dejó para el recuerdo una original portada de Jorge Gay junto a piezas inolvidables como Resaca, Me das un minuto, o Río Abajo. Con el paso del tiempo, el proyecto que albergaba Ferrobós se transformó en El Frente. Este grupo grabó dos discos: Otro lugar bajo el sol (ES 3, 1991) y Barcos (ES 3, 1992).  Los dos gozaron de buena acogida por parte de crítica y público, y varias canciones incluidas en ellos lograron lugares destacados en las listas radiofónicas. Los dos le sirvieron para consolidar su trayectoria como compositor y tomar contacto con artistas con los que trabajaría muy pronto, como Loquillo, para quien compuso varias canciones de sus Long-Plays: Hombres (Emi, 1991) y Mientras respiremos (Emi, 1993).

La estrecha relación entablada con Loquillo le lleva a proponerle la necesidad de grabar un disco con textos de poetas contemporáneos: B. Atxaga, A. Gamoneda, J. Gil de Biedma, J. Mateos, P. Neruda, C. Pavese, O. Paz, J.L. Rodríguez, P. Salinas... que bajo el título de La vida por delante publicó Emi en 1995. Sergio Fecé, Jordi Pergenaute, Santi Ursul, Gaspar Saint-Charles, Mauricio Villavecchia, Guy Wenger, Jaime Lapeña, José Luis Medrano, Mª Paz Guillén, Xavier Villavecchia, Miguel Morell y César Zubiri colaboraron en un disco en el que Gabriel participa como productor, director musical, músico, cantante y compositor de la música para los poemas que componen el disco. Esta obra, presentada en la sede de la S.G.A.E. en Marzo de 1995, recibió el Disco de Oro a finales de ese mismo año y ptonto sobrepasaría el de platino.     La vida por delante,   con sus magistrales arreglos, vonvertía a José María Sanz (Loquillo) en un cantautor convincente , moderno y con "garra", al tiempo que para Sopeña suponía el reconocimiento unánime a su labor como musicalizador de poesía. La crítica destacó la valentía del compositor aragonés, que retomando el testigo de los viejos cantautores, afrontó una renovación absolutamente necesaria y consiguió acercar la poesía a un sector más amplio de la sociedad, utilizando para ello esquemas musicales contemporáneos, sin perder el respeto más riguroso y absoluto en la adaptación de los textos.  Tan positiva fue la experiencia para los dos, que compositor y cantante decidieron repetirla tres años más tarde. El aragonés asumió, entonces, labores de coproductor, director musical, músico, cantante y compositor de la música para la totalidad de los poemas.

Gabriel Sopeña y Loquillo se encerraron en los estudios Stacatto de Esplugues de Llobregat (Barcelona) durante los meses de diciembre de 1997 y enero de 1998. Allí, poco a poco y con la ayuda de músicos de la talla de Enric Canada, Sergio Fecé, Enric Illa, David Mengual, Aurelio Morata, Jordi Pergenaute, Álex Martínez Xavier Villavecchia, Mauricio, Matthew Simón, Sergio Bergés, Oriol Saña, Anna Ferrer, Eduard Terrero, Anna Mayné, Luis Eduardo Aute o George Reid, fueron desgranando el repertorio de un nuevo proyecto que se llamó Con elegancia (Picap, 1998): M. Benedetti, J.M. Bonet, J. Gil de Biedma, M. Vázquez Montalbán, L.A. de Cuenca, Gabriel Sopeña, R. Núñez, J.L. Borges, P. Quard, J. Brel, F. García Lorca y J. Salvat-Pappasseit.

Con elegancia tuvo una repercusión importante, aunque sin llegar al nivel conseguido con La vida por delante. El cambio de discográfica de Loquillo, unido a una insuficiente campaña promocional, influyeron para que esta obra no alcanzase la repercusión que merecía.

La colaboración entre Loquillo y Gabriel Sopeña ha ido afianzándose todavía más desde entonces y ha dado nuevos y sabrosos frutos para sus seguidores: Tiempos asesinos (Hispavox, 1996), Compañeros de Viaje (Hispavox, 1997), Grandes Éxitos (Hispavox, 1998) Cuero Español (Emi, 2000),  Feo, fuerte y formal (Blanco y Negro, 2001), Historia de una actitud (Emi, 2002), Arte y Ensayo (Emi, 2004) y el recientísimo cuádruple (2 CD´S + 2 DVD´S)  Hermanos de Sangre (Dro, 2006), en el que podemos apreciar, nítidamente y desde la canción que da título al álbum, la personalísima y valiosa aportación artística e intelectual de un Gabriel Sopeña, maduro y sobrio, capaz de derrochar tanto talento en el estudio como sobre el escenario.

Empieza a quedar lejos la década de los noventa, aquella época abigarrada de proyectos, que le consolidó como compositor y dio a conocer su obra, no sólo a través de las voces más importantes del pop-rock nacional como Loquillo, Héroes del Silencio, Amistades Peligrosas o Los Rebeldes, sino también de cantautores com Ángel Petisme o Labordeta. Para Petisme compuso la partitura de dos grandes poemas suyos, convirtiéndolos en grandes canciones: Los ríos de Venus y Amor y Cartografía (El Singapur, Fonomusic, 1994); para José Antonio Labordeta musicalizó su poema Monegros (Paisajes, PDI, 1997) y junto a él, más adelante, recrearía la magnífica Mai de Ánchel Conte, dentro del disco-libro Con la voz a cuestas (Prames, 2002).

Gabriel Sopeña, que ha estado siempre al lado de los grupos más jóvenes de nuestra tierra como El Bosque, La Ley o Acolla, tuvo la oportunidad de trabajar, también, con grandes artistas internacionales como el estadounidense Boz Scaggs (Sierra, 1994), el  británico Hugh Cornwell, ex-líder de Strangles (Jesús will weep, 1996).

En 1995 produce la canción Para piel de manzana, que interpreta Loquillo, dentro del disco-homenaje a Joan Manuel Serrat (Serrat eres único, Bmg-Ariola, 1995), y colabora como cointérprete de la canción Pérfume de Carnaval, del poeta argentino Peteco Carabajal, en el disco de Mauricio Aznar y Jaime González, De la noche a la mañana (Delicias Discofráficas, 1995). Este mismo año se embarca en un nuevo proyecto de musicalización poética: Universo en Ciernes (Mari Pau Domínguez-Gabriel Sopeña), un libro-disco, lujosamente editado por El Europeo, que contiene trece poemas de la popular peiodista y escritora, musicalizados con tanta sensibilidad como buen gusto y a los que Víctor Manuel, Cristina Lliso, Magüi Mira, Ana Belén, Mari Pau Domínguez, Loquillo, Luis Eduardo Aute, Aurora Beltrán, Mauricio Aznar, Javier Ruibal, Mercedes Ferrer, Miguel Ríos, Gabriel Sopeña, Carmen Linares, Pedro Guerra y Emilio Gutiérrez Caba se encargaron de dar vida.

En Septiembre de 1996 y tras una serie de conciertos en los que reunió sus mejores canciones, Gabriel Sopeña viajó a Colombia, como representante de España en el Certamen Latinoamericano de Poesía, que tuvo lugar en Santafé de Bogotá. Allí tuvo ocasión de dar a conocer su obra literaria, que para entonces ya contaba con títulos como: Arras de Luzbel (Autor,1982), Sortilegio del ruido (Andalán, 1984), Compendio de alardes (Autor, 1989), La noche del Becerro (Olifante, 1995) y Pálpitos del entretiempo (Turia nº 35-36 / Teruel, Marzo de 1996).  El éxito obtenido facilitó que en la primavera siguiente (1997) cruzase nuevamente el Atlántico para ofrecer una nueva gira en solitario por América Latina, sumando así su voz a la de quienes en condiciones difíciles trabajan por la defensa de los derechos humanos.

En Mayo de 1998 se estrena Calvos anónimos, una sátira dirigida y protagonizada por Saturnino García, con partitura original de Gabriel Sopeña.  En septiembre de este mismo año, aparece el disco homenaje al músico norteamericano Jackson Browne, editado por Columna Música; en él Gabriel adapta e interpreta Cielo negro y azul junto a Bonnie Raitt y Pat Macdonald y colabora también al lado de Loquillo con guitarra y armónica, en Cocaína, cuyo tema adapta y coproduce junto a Jordi Pergenaute.

En noviembre, otro viejo proyecto Orillas, fraguado durante dos largos años (1996-1997), logra al fin ser editado en formato de libro-disco. La obra, editada por Prames, contiene trece poemas de trece mujeres de ambas orillas del Atlántico, que él mismo se encarga de musicalizar: M. Lasala, M. Durand, G. Mistral, M. Gallegos, Y. Pantín, M. Serrós, J. de Ibarbourou, A. Torres, M. del Castillo, N. Morejón, I. Fraire, A. Storni y C. Alegría.  Las canciones son interpretadas por Ludmila Mercerón, Elena Rubio, María José Hernández y Carmen París. Jordi Pergenaute lidera la banda. Como epílogo, Gabriel, que también se ocupa de las guitarras, la dirección artística y los comentarios, interpreta la canción Mujeres de ambas orillas, compuesta especialmente para esta obra.  El año se cierra con la edición de su primer disco en solitario, Mil kilómetros de sueños; publicado por Picap, es para muchos una excelente tarjeta de presentación y, para otros, más conocedores de su obra, un paso que confirma la solidez de su carrera y que continúa redescubriéndonos al sorprendente y versátil gran artista que siempre consigue emocionar: Mil kilómetros de sueños, Armando al amor, Nunca he despertado junto a ti, Un fogonazo, Por los ojos de Raquel...  Un puñado de buenas piezas que Gabriel venía interpretando desde 1995 en sus actuaciones en directo y que ofrece aquí junto a una muestra de las compuestas para otros intérpretes: Apuesta por el rock´n roll, La voz de un ángel, John Milner...   Sopeña cuenta para recorrer sus Mil kilómetros de sueños, nuevamente, con Jordi Pergenaute, un hombre que derrocha sensibilidad en cada empeño, un gran músico que se atreve con cualquier instrumento: guitarras, cuatro colombiano, tar...  Virtuoso, viejo, entrañable compañero de aventuras de Gabriel, que aquí se encarga de la producción artística y la dirección musical de una obra compacta y llena de aciertos, que cuenta además con colaboraciones especiales como las  de Loquillo y Robert Le Gall.

A las puertas del 2000 su actividad no ha decrecido y alterna sus actuaciones con giras protagonizadas por otros artistas, en las que participa como artista invitado, como en la gira nacional de Teatros, en la que comparte escenario con Loquillo. Mientras, compone, sigue musicalizando a poetas como J. Martí, J.A. Rey del Corral, A. Castro, J.A. Labordeta, A. Ibáñez, A. Guinda, C. Causse, F. Sanmartin, A. Escobar, N. Morejón, E. Dickinson... y construye nuevos temas para Maria del Mar Bonet; composiciones con tanta fuerza como Salónica o Enmig de tanta seda. Coincide con otra de las grandes voces que han interpretado con maravillosa precisión sus partituras: María Creuza. Gabriel se embarca junto a la mítica cantante brasileña en un gran proyecto de repercusión internacional: A mitade do mondo (Zanfonia, 1999). Para Creuza compuso dos piezas y musicalizó un texto del poeta Antonio Reiseiro, titulado Vía Papúa. Sopeña, que fue elegido por Creuza para realizar esta tarea dirigió a músicos de tantísimo nivel como Sebatiao Tapajós, Ney Conceiçao o Robertinho Silva, colaboradores de Chick Corea, Milton Nascimento y Sarah Vaughan,k y comparte créditos como compositor con nombres tan importantes como los de Badem Powell, Ary Barroso, Vinicius de Moraes, Edu Lobo o Caetano Veloso. 

En Marzo de 2000 Prames edita El cantar de los destierros, un libro sobresaliente, tanto en diseño como en contenido, y al que Ángel Guinda define como Epopeya de amor.  El poemario, que recibe excelentes críticas, está formado por tres cánticos y cada uno de ellos, a su vez, por doce composiciones complementarias que se entrelazan, guiándonos por un camino circular apasionante. Al final del trayecto, el último poema nos conduce, nuevamente, al punto de partida, al comienzo.

Este mismo año (2000), la UNESCO nombra a Zaragoza "sitio emblemático de cultura de paz" y Sopeña realiza un hermoso y arriesgado proyecto, el libro disco Una ciudad para la paz (Prames, Zaragoza, 2000). Asume, entre otros muchos riesgos, el de la celeridad en la búsqueda y selección de los textos a musicalizar, y lo hace huyendo de tópicos y contenidos panfletarios, tan habituales en composiciones de carácter pacifista y antibélico. Apuesta por un enfoque más reflexivo y humanista y defiende una actitud pacífico-cívica, a traves de textos bellos, hondos y dispares a los que el compositor aragonés dota de la melodía idónea que cada uno de ellos precisaba y merecía. Poemas de I. Arabí, F. García Lorca, G. Belli, F. Lobatón, M. Vázquez Montalbán, S. Cardenal, J.A. Labordeta, A. Corcuera, R. Alberti, J.A. Rey del Corral, I. Malinowski, E. Vicente de Vera, T. Jassá y G. Sopeña multiplican su fuerza al convertirse en sobrecogedoras canciones de una obra coral y universalista, que interpretan María José Hernández, Ludmila Mercerón, María Pérez Collados, Elena Rubio y el propio Sopeña.  Todos ellos participan en esta fiesta mestiza por la Paz, en la que también intervienen Mohammed Ousama Jebari, Nuria Clavería, Silvia Comes, Tito Busquets, Javier y Mauricio Villavecchia, Javier Pajarola, Sergio Fecé, David Mengual, Javier Mas, Makumba Beat, Mauricio Aznar y Jordi Pergenaute.   Entre todos consiguen materializar una de las mejores producciones discográficas que ha visto la luz durante los últimos años en Aragón.  Una ciudad para la paz fue presentado en el Palacio Pignatelli de Zaragoza, el 4 de octubre. El azar hizo que esta fecha coincidiese con la del entierro de Mauricio Aznar, fallecido dos días antes.

La dolorosa desaparición de Mauricio marca a su gran amigo, en un año repleto de luces y sombras, y en el que, entre otras muchas cosas, ha sido protagonista de un monográfico, dirigido por Jordi Turtós en TV3, ha compartido escenario con Jackson Browne en Barcelona y ha colaborado en el magnífico disco Dos Lunas, Banda Sonora Original (Bitter Sweet, Madrid, 2000).

El 2001 se abre con el firme proyecto de impulsar un homenaje multitudinario a Mauricio, y Sopeña se ocupa de la dirección del espectáculo, que se celebra el 19 de enero en la Sala Multiusos del Auditorio, con un elenco artístico extenso y variadísimo. Siete mil personas se dan cita en este tributo al gran artista aragonés, del que TVE deja constancia documental con un programa de una hora que es emitido el día 25 de ese mismo mes.

En agosto, invitado especial del prestigioso Lincoln Center for the Perfoming Arts de New York, Gabriel Sopeña participa en el Out of Doors Festival, ofreciendo una gira en seis teatros de dicha ciudad. A su vuelta compone la música para el documental Memoria del Cine de Ángel Gonzalvo y participa con su canción Esta carretera, dedicada a Mauricio Aznar en el disco colectivo Sobre Aragón (Sin / Con Pasiones, Zaragoza, 2001).

Durante los últimos años su nombre no ha dejado de sonar en los más diversos ámbitos de la cultura aragonesa, porque nada es ajeno al espíritu inquieto de este artista, que nos hace perder la cuenta de sus numerosos aciertos:  En el último lustro, Loquillo, María del Mar Bonet, Dos Lunas, Simón Simón, Elena Rubio, Ludmila Mercerón, María Pérez, María José Hernández, Ánchel Conte, Acolla, Ariel Prat, José Sanchís Sinisterra, David Amitín, Lucía Sorolova, Onderj Soukup, Susana Koska, Juan Verón, Pablo Guerrero, Josean Souto, Jackson Browne, Norma Helena Gadea, José Antonio Labordeta, Miguel... son sólo algunos de los nombres con los que se ha cruzado en el camino. Así han surgido canciones suculentas, melodías mágicas e intensos poemas. Poco más de un año le ha bastado a Gabriel Sopeña para ofrecernos la música del disco colectivo  Los amantes de Teruel (Polca, 2005), la tragicomedia musical Misiles melódicos (Delicias Discográficas, 2005), la producción y composición, junto a Josean Souto del disco Cuando tu me leas, con poemas de Miguel Labordeta (Prames, Zaragoza, 2006) y la música del cortometraje No pienso llorar de Javier Macipe.

El próximo 13 de octubre comenzará la gira española del musical Juana de Arco, una obra del compositor checo Ondrej Soukup y la escritora eslovaca Gabriela Osvaldová, cuya adaptación a nuestro idioma ha sido realizada por Gabriel Sopeña. Luego, numerosos proyectos que ya empiezan a cobrar forma: Un nuevo LCD junto a la gran cantante nicaragüense Norma Helena Gadea, un disco infantil con letras de Anabel Torres, otro de Luis Alberto de Cuenca, su segundo disco en solitario, un nuevo libro de poemas...

Antonio PÉREZ MORTE (Publicado en el nº 58 de Qriterio aragonés, Zaragoza, Octubre de 2006)

6 comentarios

Jaime -

Enhorabuena por el artículo,
Antonio.
¡Que buen resumen de la trayectoria de Sopeña!
¡Se lo merece!

Antonio Pérez Morte -

Apostillas (Magda):
Estas disculpadísima...
¡Ahora sólo te falta escuchar a Gabriel Sopeña!
¡Un abrazo grande!

Magda -

¡Puse apostillas en lugar de Magda!

Disculpas.

Apostillas -

Querido Antonio, no conozco a Sopeña, así que tu completísimo artículo me ha dado una clara visión. Esto me gusta mucho, la globalización del arte es la única que admiro.

Antonio Pérez Morte -

¡Gracias a ti, Luisa!
¡Sabía que te iba a interesar!

El futuro de Qriterio es más que incierto, pende de un hilo: ¡Ojalá que no se rompa!
¡Abrazos!

Luisa -

Veo Qriterio, aunque no siempre. Este número se me pasó, así que gracias por poner el artículo sobre Sopeña (y por mandármelo)
Un beso