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Antonio Pérez Morte

Guinda (Félix Romeo)

Guinda     (Félix Romeo)

Ángel Guinda es una persona extraordinaria. LLeva 25 años siendo extraordinario conmigo: desde que yo tenía 14 años y quería ser Rimbaud. Me abría su casa de Zaragoza, que me fascinaba, y me prestaba los libros de su biblioteca...  Así devoré, sin entender del todo, buena parte de la poesía mundial. También devoré su poesía, ya ligada a Olifante: me ragaló "Vida ávida", dedicado con su letra picuda.

Ángel era generoso con los libros, pero sobre todo con su tiempo, capaz de gastarlo con un nadie como yo, y esa fue una gran lección, que sigo: si hay un amor o un amigo nada hay más importante.

Yo buscaba los libros que él daba por muertos. Libros como "La senda" o como "Las imploxiones".  Eran pequeños tesoros, aunque para él fueran piedras en el riñón, que había que extirpar.

Me encanta la maravillosa risa de Ángel, que es la embajadora de sus ganas de vivir, de disfrutar y de celebrar el mundo. Una vez me contó, hablándome de sus campañas políticas, que en un pueblo le reprocharon que fuera en un deportivo, y él respondió: "quiero la riqueza para todos y no la pobreza para todos".

Con el tiempo he apreciado otras virtudes de Ángel, que entonces no entendía, como el entusiasmo y el trabajo.

Sé, cansado de soportar el cinismo social, y también de contribuir a veces a él, lo difícil que resulta ser entusiasta a partir de una edad. Su entusiasmo por la poesía es maravilloso. Su entuasiasmo por la educación es admirable. Entusiasmo que le ha convertido en el gran poeta que es, capaz de escribir un libro tan hermoso como "Claro Interior".

Ángel ha trabajado sin parar en sus poemas, en sus clases, en sus traducciones, en sus editoriales y en sus revistas. Muchas veces he tenido la sensación de que sus poemas estaban tallados. A la inspiración, sin duda, la ayuda constantemente con la dedicación.

En "Claro interior" todo viene de la vida. Es un libro desnudo que me emociona y que me pone los pelos de punta. Hace unos meses, Ángel nos dio un pequeño susto, porque su salud se desplomó: afortunaddamente, no fue más que un susto.

El susto, creo, le ha venido muy bien a su poesía, escrita para agarrarse a la vida, con el corazón y con las tripas y con  una fuerza increíble. "Claro interior" es un libro bello y verdadero.

Félix Romeo (Publicado en Heraldo de Aragón, Domingo 13 de Enero de 2008)  

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