Blogia
Antonio Pérez Morte

Café con Maribel (Recuerdo de Maribel Marco)

Café con Maribel    (Recuerdo de Maribel Marco)

¿Toño?  ¿Cómo tienes la agenda?  ¿Y a qué hora abres?  Anda, vente a casa después de comer.  Sí,  antes de abrir la tienda, a tomar un cafecico...    ¿Sobre la media o así?   Venga. Venga, así te cuento una historia que estoy escribiendo y debo acabar lo antes posible, si quiero publicarla en el Heraldo  del Domingo:  Me ha dicho José Luís Trasobares -que conmigo es siempre muy majo-  que me guarda un hueco junto a la Navales.  

Iba a tu casa, a tu mesa camilla o a la grande del comedor, según el tamaño del proyecto, y retirabas la labor (siempre andabas con labores entre manos) o el centro de mesa, y comenzábamos la lectura crítica, repasando el texto con una colección de sugerencias: Buscar sinónimos y antónimos, alargar las frases y quitar comas en aquellas partes del texto en las que querías transmitir cansancio, o acortar aquellas otras que pudiesen ganar en rotundidad,  repasar las tíldes...  

Una vez revisado todo decías: ¡Ahora, Toño, no me toques una coma que no hayamos consensuado! No lo hacía y sí surgía la duda hacia mitad del proceso mecanográfico, te llamaba para consultarte,  porque por entonces, tú,  tan rápida y locuaz en las sobremesas de Radio Zaragoza, que eras capaz de medir el tiempo a la vez que hacías la crónica, cuadrándola al segundo, todavía eras "analógica" y no habías comenzado tu camino de digitalización.  Escribías con dos dedos, claro que acababan de llegar a España los primeros Amstrad...

Cuando Conchita Carrillo o Lisardo de Felipe se despedían de la rueda de corresponsales, volvías a coger tu carpeta, tu bolígrafo y tus cuartillas y salías volando hacía la sede de la UAGA, de CC.OO., de U.G.T., de la Asociación de Vecinos o el Ayuntamiento, a cualquier lugar donde estuviese la noticia, para volver a transmitirla al día siguiente.   A veces había espacio para una infusión con los amigos o para algún valioso consejo como aquél de:  ¡Toño, si te dejas pisar como un gusano eres un gusano!     Lucharé por no serlo, Maribel, aunque sólo sea para mantener vivo tu recuerdo, mientras dure el intento.   Y si el esfuerzo es en vano, tú serás mi testigo: Como buen gusano anidaré en los corazones amigos.

Antonio Pérez Morte     

   

 

0 comentarios