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Antonio Pérez Morte

Perdóname...

Perdóname...

Perdóname, me fui sin avisarte y sé que durante este tiempo volviste a visitarme: Lo delatan todavía las huellas  de tus ojos húmedos, en la superficie limpia de esta página.  

Debí suponer que volverías y sin embargo ni siquiera te dejé una frase, unas palabras sinceras que  sonasen a tópico.   Sólo una frase ¿o quizá algo más?       

He estado fuera de servicio día y noche y todavía lo estoy, ordenando números y palabras.  ¡A veces hay que hacerlo, aunque en un despiste olvides un viejo sueño sobre la mesa del comedor o la cocina, o sobre el brazo acolchado de tu sillón dormido, para recuperarlo, quizá de madrugada, en la sala de espera de un hospital siempre lejano! ¡No importa!   ¡A veces, sólo a veces, es necesario volver la vista hacia el origen, olvidarse de todo y escuchar mientras caminas el crujir de tu paso firme sobre la tierra o sobre los adoquines de las calles desiertas! 

Cruzar la noche interminable con la certeza falsa de que avanzas.   

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