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Antonio Pérez Morte

A mi amigo Sergio Algora (Octavio Gómez Milián)

A mi amigo Sergio Algora  (Octavio Gómez Milián)

Es muy complicado escribir sobre Sergio. Sergio sólo se podía vivir, en realidad vivir a Sergio Algora debería ser la única cosa que los humanos tendríamos que hacer antes de buscar el horizonte con un yate hasta arriba de champán frío y música elegante. Porque vivir a Sergio Algora era enamorarse, siempre enamorarse, disfrutar de las cosas sencillas hasta convertirlas en motivo de fiesta, escribir la más bella poesía que las manos de un ciempiés zaragozano sean capaz de entintar, bailar las mejores recetas como cocinero suplente en la banda de Gaingsbourg o adivinar en el tintineo de una copa contra el surco de un vinilo cuál es la siguiente tonada. Sergio Algora tradujo sus canciones a cientos de lenguas y con ellas acunó los sueños de todos, amó a Maribel hasta dejarla dormida, bebió las palabras de Ángel Gracia y lo abandonó embriagado en una esquina del Bonanza después de darle un abrazo. Sergio Algora era Zaragoza, la más pura, la divertida, la que siempre tiene listo un piropo, la que nunca apaga de todo sus luces, la que es capaz de vivir el verano en pleno Invierno y creo que ahora no sabemos muy bien qué va a pasar. Estos días he tenido sobre la cama los cuentos de No tengo el placer, el nuevo libro de Sergio, me lo dio hace unas semanas para que le ayudara en la corrección. Siguen sobre mis sábanas, no he dormido, sé que allí sigue su corazón, el corazón de Sergio, con una  válvula de metal cálido que por las noches se convertía en brújula, la brújula con la que nunca dejaremos de viajar. Me despedí de Algora como nos gustaba: comimos en el Pascualillo-el mismo día de los últimos lustros, siempre el paladar distinto con  las estrellas en los ojos del hijito de Irene-, café, copa y baile. Estos días mientras camino de Don Jaime a Pedro Nolasco, no dejo de tararear aquel tema del gran Peret, del Peret que tanto disfrutaba pinchando Sergio en las bambinas noches del Bacharach, aquello de "y no estaba muerto / estaba de parranda", porque a veces pienso que es imposible que te hayas marchado a mitad de fiesta, con el montón de canciones que nos quedaban por bailar.

Octavio Gómez Milián 
(Heraldo de Aragón, 17 de Julio de 2008)
  

2 comentarios

Antonio -

Álvaro: Octavio también se merecía un amigo como Sergio. ¡Un abrazo!

Álvaro -

Sergio se merecía un amigo como tú. Abrazos.