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Antonio Pérez Morte

LA MAÑANA SIGUIENTE (Gabriel Sopeña)

LA MAÑANA SIGUIENTE      (Gabriel Sopeña)

 

Te debes un espacio que ahora buscas,

me debo el torpe anhelo de mi entraña.

Si naciera de nuevo buscaría

en la agenda de teléfonos del tiempo

tu nombre y dirección. Y llamaría;

y propondría una cita en el Egeo

(digamos desde Pérgamo hasta Patmos)

para hacer más dilatada la batalla.

 

Quisiera un rumor de címbalo y de cítara,

crótalo de tacto, brasa

para la hermosa estrategia

que ha hecho perdurar el mundo;

y quisiera luna densa, 

calida y suave: una cuna

donde gemir libremente y hallar la misericordia.

Y quisiera largas treguas de cabello,

una carba con jadeos

dándole ánimos al fuego

de su soplar suave y corto;

y quisiera un derramarse de canciones,

y un almacen de idiomas y de venas.

Y un paciente descansar de cabotaje

que inflamara de bravura ese latido

olvidado por la edad, que no perdona;

y quisiera una piedad con nombre de alba,

y quisiera el testamento de las fuerzas,

y quisiera un despertar, porque es preciso:

un abrazo de pámpano y de cepa,

un latigazo de aromas,

caravasar de café y de alcaravea...

 

Aquí es donde comienza el verso,

la frontera de lo real, de su liturgia.

 

Debo labrar las horas

en que quiero imaginarte

con la mañana siguiente.

 

Gabriel Sopeña (De  BUEN TIEMPO PARA EL DESHIELO, Zaragoza, Lola Editorial, 2003)

1 comentario

Anabel -

Ese poema debería haber sido escrito para mí.
Sólo para mí.