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Antonio Pérez Morte

ATRAPADOS EN LA ESTACIÓN DE ZUERA

ATRAPADOS EN LA ESTACIÓN DE ZUERA

El sábado pasado Ana y yo madrugamos para hacer las maletas y tomar el canfranero con los chicos, camino de Zuera. Juan no sabía si era de noche o de día, nunca había madrugado tanto: embutido en su anorak verde,con bufanda hasta los ojos y su gorra de orejeras, se portó como un adulto divertido: haciendo comentarios de todo cuanto pasaba al otro lado de la ventanilla.

Marchamos cargados con dos maletas grandes, una bolsa, y la guitarra de Pablo; como una familia de artistas ambulantes. Disfrutamos del viaje, del paisaje, en este tren lento en el que tantas veces hemos viajado sin prisa, sin ninguna prisa, leyendo, conversando, o en el más absoluto silencio... perdiendo la mirada en el horizonte, en las cimas de las montañas, en los mallos, los almendros, o el cauce bravío del río.

Llegamos a Zuera puntualmente, hacia las once menos veinte. El tren nos dejó en un andén cuya salida subterránea sigue obstruída desde hace meses, así que tuvimos que correr, nuevamente, el riesgo de cruzar con los críos y todo nuestro cargamento, la vía de alta velocidad. En la hermosa estación abandonada de Zufaria, encontramos un cercado de vallas y candados, que nos impidió la salida. Allí hace ya mucho tiempo que no habita nadie, sino la desolación, el abandono y la desidia. Numerosos ferrocarriles pasan de largo hacia Tardienta.

El azar quiso que dos operarios de Renfe se acercasen a buscar herramienta y nos pusieran "en libertad", después de advertirnos de que no contaban con permiso para hacerlo. Nos dijeron que incluso el relevo de maquinistas se realiza saltando el vallado.

Tras esta vergonzante situación, he pasado todo el fin de semana intentando contactar con Renfe, pero no existe un teléfono de reclamaciones: hay que desplazarse a la estación más cercana y hacerlo por ventanilla.

Quienes viajamos a municipios pequeños, podemos encontrarnos a diario, con incidentes como éste, que a veces se repiten en muchos otros lugares, como por ejemplo, Almudévar. Casos para los que Renfe no se digna siquiera a dar asistencia telefónica.

Hoy, era el día de vuelta, hemos tenido que desplazarnos hasta Villanueva de Gállego, para coger el tren de regreso a Sabiñánigo.

Mañana jueves, mandaré una carta a la prensa y pondré la correspondiente denuncia en la estación: Hoy los trabajadores estaban de huelga. No me extraña nada.

7 comentarios

Mario -

Viva la Renfe
y nuestros políticos!

Chorche -

La gente de a pie a joderse,
pa´ que los señoritos viajen
en el AVE!

Antonio Pérez Morte -

Todo eso y mucho más, amigos, pero me pregunto: ¿Qué hubiese ocurrido, si en lugar de tratarse de cuatro personas jóvenes (con el teléfono móvil en el bolsillo), se hubiese tratado de un pasajero anciano, vecino del Barrio del Portazgo, con el que coincidimos un frío día del invierno pasado, a las once y media de la noche?

Julio -

Esto es muy muy serio.
Inaceptable.

Nacho -

¡Vivan los medios de transporte colectivos!

Magdalena -

¡Esta tierra es Aragón!

Carlos -

¡Qué vergüenza!